Debían de ser aproximadamente las tres y media
de la madrugada cuando consiguió abrir la puerta de su piso, recogió su bolso
del suelo, que había caído mientras luchaba contra aquella cerradura, y entro
en él para dirigirse velozmente al cuarto de baño donde se encendió un
cigarrillo. Sentada en la taza del váter apoyaba los codos sobre las rodillas
para conseguir sujetar su cabeza… estaba borracha, pero no pensaba precisamente
en eso sino en su vacío interior. Su objetivo aquella noche, por así decirlo,
era el de encontrar un amante diferente, algo que le llenase completamente… una
pasión pasajera que valiese la pena recordar.
Se levantó pasados unos cuantos minutos,
tirando el cigarrillo al váter, y miró su rostro en el espejo preguntándose qué
le había hecho fallar de nuevo. Acto seguido se desnudó y entró en la ducha,
dejando que el agua caliente recorriese su cuerpo mientras ella apoyaba sus
manos contra la pared. Sus ideas parecían ir limpiándose; veía como el desagüe
se llevaba los rastros de la decepción, una vez más.
Se secó de arriba a abajo, se puso unas bragas
limpias y un sujetador; apartó el vaho del espejo y vio a una persona distinta,
a una mujer sonriente y entera que salía del baño para entrar en su habitación,
donde dormía plácidamente su más fiel amante, en completo silencio. Se acurrucó
junto a él, sin quererle despertar; acariciando su espalda y besando su cuello,
apartando las sábanas, contemplando su cuerpo inmóvil, como inerte; poco a poco
notaba su excitación y besó su boca, todavía dormida, mientras su mano
resbalaba bajo su vientre. Él ni siquiera se inmutaba de lo que ocurría cuando
ella envolvió su cintura con sus piernas. Posando las manos sobre el colchón
comenzó a moverse, podía sentir intensamente como estaba dentro… en ese momento
despertó acariciando sus pechos, le arrancó el sujetador y bebió de ellos… ella
apretaba fuerte su cabeza hasta que llegó el clímax, recorriendo su cuerpo de
principio a fin.
Estremecida y agotada se recostó junto a él,
que no dijo nada y volvió a dormirse en completo silencio, cuando ella lo
agarró para que volviese a ser su almohada.